La invasión de España en otoño de 1808

En 1808, y aprovechando torticeramente el tratado con España que le permite cruzar la península para invadir Portugal, Napoleón Bonaparte ocupa prácticamente todo el territorio peninsular español con más de 100.000 hombres. El supuesto ejército aliado francés se convierte en una fuerza de ocupación que toma todas las plazas militares y civiles de relevancia que puede. Por si fuera poco y utilizando más tretas políticas, consigue poner en el trono de España a su hermano, José Bonaparte, que reinará durante la Guerra de Independencia como José I. 

Napoleon

Tras el 2 de mayo y la victoria española en Bailén, en julio de 1808, Napoleón se da cuenta de que no será tan fácil doblegar a los españoles, y decide entrar por los Pirineos con un ejército de un cuarto de millón de hombres, la Grande Armée. Lo que en un momento pudo parecer a las optimistas autoridades españolas una guerra rápida y exitosa, se convierte en un largo conflicto que desangrará la nación. 

Tras derrotar a los ejércitos españoles en Espinosa de los Monteros, Tudela y Somosierra, toma Madrid. Después, iniciará una larga marcha hacia el Noroeste de España en persecución del ejército británico comandando por el General Moore, que sólo abandona cuando las guerras en Europa central requieren su intervención.

Primer regimiento de Infantería de Línea Voluntarios de Madrid

A raíz de la victoria de Bailén el 19 de julio de 1808, las tropas francesas evacúan la capital de España. A su salida, y por orden de la recién creada Junta Patriótica de Madrid, se forma el “Primer regimiento de Infantería de línea de Voluntarios de Madrid” el 15 de agosto, día de la Virgen de la Paloma, con los efectivos del Regimiento de Voluntarios de Estado y, en su mayoría, con madrileños alistados. Se le considera totalmente organizado en septiembre, quedando acuartelado y listo para marchar.

Granadero del primer regimiento

El 25 de octubre son bendecidas sus banderas en la basílica de Atocha, recibiendo con ellas la orden de integrarse en el ejército del Centro. Cumpliendo esa orden, participa el 23 de noviembre en la batalla de Tudela, en la que queda aniquilado su Primer batallón, retrocediendo los restantes hasta llegar a Cuenca, donde cien de sus hombres son cedidos al “Regimiento de Tiradores de Cádiz»; y entre veinticinco y treinta y cinco soldados desperdigados llegan a Zaragoza, donde se integran en el “Regimiento de la Reunión de Zaragoza”, con el que participarán en el segundo sitio de la ciudad.

Batalla de Tudela de January Suchodolski, 1827. Museo Nacional de Varsovia

El resto del Regimiento sigue en campaña en tierras conquenses, participando en la acción de Tribaldos el 12 de enero de 1809 y en la batalla de Uclés del 13 de enero, en la que se posicionan en el ala izquierda, quedando preso su coronel y muriendo o siendo apresados la mayoría de sus hombres. Por esta razón, esta batalla se considera el final del Regimiento.

Batalla de Uclés - Fotografia de Jordi Bru

Los supervivientes del desastre se dirigen hacia el sur (está documentado que fallece un teniente en Villar del Rey, Badajoz) hasta llegar a Cádiz, donde se unen al regimiento gaditano antedicho, quedando oficialmente disuelta la unidad.

Uniforme y equipamiento

El uniforme corresponde al establecido por las Reales Ordenanzas de Carlos IV y está compuesto de chaleco, pantalón y casaca blancos con vueltas encarnadas, polainas negras y bicornio. Los granaderos disponían de un morrión de pelo con una manga bordada con los motivos del Regimiento. Los músicos (pífanos y tambores) se distinguían por el galón que ribeteaba las vueltas de la casaca. Este uniforme sigue las Reales Ordenanzas de Carlos IV de 1805. Las tres principales piezas del uniforme, casaca, pantalón (hasta debajo de la rodilla) y chaleco, están confeccionadas en paño de lana blanco. Los vivos del chaleco y las vueltas de la casaca toman el rojo carmesí, que es el color de la divisa del Regimiento de Voluntarios del Estado, de los que unos pocos valientes participaron en la heroica defensa del Parque de Monteleón el 2 de mayo de 1808.

La camisa es de algodón blanco y, como era propio en la época, se lleva con el cuello recto (sin doblar). Alrededor de éste se dispone una pieza de cuero negro que sirve de protección.
La faja no era una prenda oficial del uniforme pero, acostumbrados a usarla en la vida civil como prenda de abrigo de las zonas lumbar y ventral, y de sujeción de los pantalones (en sustitución de los “sofisticados” tirantes), los soldados españoles solían usarla. Nosotros utilizamos una faja encarnada de unos 2,5 m de longitud por 30 cm de anchura.Los correajes son dos tiras de grueso cuero blanco que van cruzadas sobre el pecho y la espada y sujetas bajo las hombreras de la casaca. En la parte derecha se cuelga la cartuchera y en la parte izquierda tiene unos alojamientos para portar la bayoneta y, en el caso de los granaderos, la espada (en la imagen un briquet francés). Las polainas protegen desde el pie hasta la rodilla. Están confeccionadas con loneta negra y abotonadas en toda su longitud. La mochila es de piel de cabra con tiras de cuero blanco. En ella llevaban su equipaje para dormir y el resto de utensilios personales.

Elemento básico de los componentes de un regimiento de infantería de línea es el fusil. En esta época se usaban mosquetes de avancarga con ignición por chispa. El fusil del ejército español estaba basado en el modelo Charleville francés.

Segundo regimiento de Infantería de línea Voluntarios de Madrid

Al igual que su regimiento hermano, el «Segundo regimiento de Infantería de línea de Voluntarios de Madrid”  se forma mediante el alistamiento de voluntarios. El 1 de noviembre de 1808 sale por el camino real de Alcalá hacia el Ebro, pero es desviado a Somosierra, en cuya batalla participa.

Cabo del segundo regimiento

Apresuradamente y con escasa preparación, el segundo regimiento participa en la batalla de Somosierra. Esta batalla es un deseperado intento de frenar el avance de Napoleón al mando de 45 000 hombres del Grande Armée, la fuerza armada más poderosa del mundo, hacia la capital del reino.
En una primera fase, la artillería española logra frenar el avance de la infantería y la caballería francesa. Sin embargo, Napoleón recurrió a la Caballería Ligera Polaca, que con unas pérdidas de dos tercios de sus jinetes consiguió tomar las baterías de cañones, y los españoles perdieron su posición defensiva y hubieron de retirarse.

Batalla de Somosierra
La batalla de Somosierra de Horace Vernet, 1827

El primer batallón vuelve a la capital, donde guarnecen la puerta de Fuencarral. Los supervivientes de Somosierra siguen a su general hacia Talavera de la Reina.
En Navalmoral de la Mata mantienen un combate con los franceses el 15 de diciembre. En 1809 pasan a Extremadura, y en mayo llegan a Cádiz , donde se encuentra el 1er batallón.
El regimiento vuelve a Extremadura con el mes de julio, atravesando el Puerto de Baños el día 20, y participa en la batalla de Talavera. De ahí pasará a la provincia de Toledo, donde combatirá en la batalla de Ocaña el 19 de noviembre. Regresa a Cádiz el 15 de marzo donde le embarcan el día 25 de ese mes como dotación del navío “San Julián”. Regresan el mes de agosto y son adscritos al servicio de la artillería. El día 22 embarcan hacia Moguer donde combate el 23, volviendo a continuación a Cádiz, donde vuelve al servicio de la artillería.

Combate en la puerta del carmen - Fotografia de Jordi Brú

En 1811 la mitad de los efectivos son embarcados, y combaten en Chiclana el 4 de febrero. El resto del año, junto a la otra mitad, sirven con la artillería. El 12 de mayo de 1812 se envían 4 compañías hacia Montevideo y un destacamento hacia Veracruz.
En 1813, tras recorrer toda la península ibérica, participan el 31 de agosto en la batalla de San Marcial. La ansiada paz les alcanza en Jaén. Finalizada la guerra pasa a ser llamado oficialmente «1º Batallón del Regimiento de Infantería de Línea Voluntarios de Madrid nº44.

Uniforme y equipamiento

El uniforme está compuesto por casaca y pantalón de color azul turquí, chaleco blanco, polainas cortas y chacó. Los músicos están identificados por los galones en sus mangas. El chaleco es el mismo que el del uniforme del 1er Regimiento.
Siguiendo la tendencia marcada por el ejército francés, se estableció que los miembros del 2º Regimiento portasen chacó como prenda de cabeza, en el que se distinguía la escarapela roja propia del ejército español y la chapa con el escudo del Regimiento. Fuera de formación se podía portar como prenda de cabeza el gorro cuartelero. 
El resto del equipamiento es el mismo que el del primer regimiento, con camisa de algodón blanco con cuello recto y corbatín negro; correajes blancos para la cartuchera, espada y bayoneta. La bolsa de costado o bolsa panera es de algodón blanco. En ella llevaban la ración de comida y utensilios personales.

El arma de fuego es un mosquete de avancarga e ignición por chispa, basado en el modelo Charleville francés.

Regimiento de Caballería del Rey
Creado el día 7 de abril de 1661 en la ciudad de Finale, como trozo de Caballería de Milán reuniendo varias compañías sueltas de caballería española que estaban en ese territorio del norte de la península itálica, español por aquel entonces. En 1763 cambió de nombre, llamándose Regimiento de Caballería de Línea del Rey y pasando al primer número de la lista por privilegio real.

Combatió en la guerra de los 30 años, la de Sucesión Española, Francia, Italia, Norte de África, hasta que partió a Dinamarca con la expedición a Dinamarca del Marqués de La Romana (1807), integrado en la llamada “División del Norte”.

El 2 de Mayo de 1808 le sorprende en la isla de Aarhus (Dinamarca). El 9 de agosto, 5 escuadrones con más de 700 hombres, sin monturas, se fugan con las dos terceras partes de la División del Norte, tras conocerse el estado de guerra contra sus hasta entonces aliados franceses. La hazaña de la División del Norte no tendrá parangón hasta el reembarque de Dunquerque, en la II Guerra Mundial.

Ya en la Península, e inmerso en la Guerra de Independencia, participa en las acciones de Trujillo (20 de marzo de 1809), Miajadas (21 de marzo), Medellín (28 de marzo), Aljucén (1 de junio) y Alcabón (1 de junio). 

Regimiento del Rey

El 28 de julio de 1809, en la batalla de Talavera, se destaca brillantemente al realizar la mejor carga de la caballería española de toda la guerra. Con tan sólo 634 caballos, destroza a la división de infantería alemana de Leval (regimientos de Frankfurt, Hesse-Darmstadt, 4º de Baden, Mixto de infantería holandesa y 2º de Nassau), del IV Cuerpo francés, que cuenta con 4.267 hombres, con el apoyo de varias piezas de artillería de Baden, Francia y Holanda, más apoyo de la caballería del IV cuerpo (escuadrones del 3º de húsares holandeses, caballería ligera de Nassau y otras unidades pequeñas de apoyo). Nadie les para. La división Leval tuvo en total 1.007 bajas, un 25% de la fuerza, mientras que el regimentó español perdió 6 jefes y 74 de tropa: una gran victoria dentro de una gran batalla.

El 18 de noviembre participa en la batalla de caballería de Ontígola y el 19, en Ocaña, integrado en la 1ª división Bermuy, ala derecha, con 121 caballos. Tras la derrota, los supervivientes llegan a Cádiz. En julio de 18010 se reagrupa con otras unidades para formar en el 1º regimiento provisional, hasta que el 6 de abril de 1811 se ordena que el 1º provisional pase a llamarse “del Rey” de nuevo.

El 16 de mayo de 1811 participa, con 338 caballos, en la batalla de La Albuera, integrados en la brigada Loy. El 7 de agosto luchan en la acción de Guadix. El 25 de octubre está en la batalla de Sagunto, división Loy, ala derecha.
El 29 de febrero de 1812 participan en la acción de Calañas, siguen el avance hacia el norte con pequeñas acciones hasta que en diciembre de 1813 llegan a Madrid, donde se revista como en buen estado con 663 hombres y 496 caballos, finalizando su participación en la Guerra de Independencia.

La sociedad civil

Representados en los cuadros costumbristas de Goya, también se les conoce como «goyescos». Generalmente se trata de clases medias urbanas (desde artesanos y propietarios de pequeños negocios a funcionarios y burgueses de clase más alta) aunque también pueden ser propietarios de negocios en zonas rurales. Su poder adquisitivo les permitía tener dos juegos de ropa interior y camisas y al menos dos vestidos, el de diario y el de los domingos. Si vivían más desahogadamente podían tener más variedad de trajes. Las telas pueden ser de mayor colorido.

El calzado usado por los majos o goyescos puede ser manoletinas o zapatos con gran hebilla, con medias hasta la rodilla. Su atuendo típico está formado por calzas (o pantalones hasta media pierna), camisa, faja, chaleco y chaquetilla corta y entallada. Para cubrir la cabeza se puede usar una gran variedad de prendas: redecillas, sombreros redondos de ala ancha, tricornios de fieltro o sombreros de ala muy estrecha y copa troncocónica. Como prenda de abrigo, la capa.
Ellas calzan manoletinas planas o de tacón muy bajo con medias altas. Visten basquiñas (o faldas de vuelo) adornadas con franjas, flecos o volantes para hacerlas más vistosas, siempre con delantal sobre la falda. Camisa, jubón (como un chaleco o corpiño ajustado) y monillo o chaquetilla ajustada. Sobre los hombros y/o sobre la cabeza llevaban pañola o chal. Adornaban el pelo con redecillas o con “carambas” (tocados que recogían el pelo con un lazo en la parte superior, puestos de moda por “La Caramba”, una famosa artista en esa época). Para llevar objetos personales suelen llevar un bolso de tela a juego con la basquiña.
Los manolos y los chisperos, como se llamaba a los habitantes de barrios populares, compartían la misma moda aunque, lógicamente, con tejidos más pobres y sin adornos.


Clases altas

Se trata de las clases altas, aristócratas, altos funcionarios, muchos de ellos afrancesados por sus ideas ilustradas y favorables a José Bonaparte, que podían permitirse seguir las últimas modas europeas: la inglesa y, especialmente, la francesa. 

Ellos usan botas de caña alta (de montar) en las que va metido el pantalón, que es muy ceñido, o zapatos con hebilla y medias hasta la rodilla; camisa con cuellos altos rectos a los que rodea con dos o más vueltas una cinta larga o un pañuelo anudado, chaleco (única prenda en la que se permite decoración) y levita o frac estrecho de cuerpo y mangas, con cuello alto; sombreros de copa alta recta (chisteras).

Ellas usaban zapatos planos o con poco tacón: escarpines abiertos con hebilla o cerrados tipo manoletina. Llevan el llamado “vestido camisa” con corte “tipo Imperio”, de talle alto y con poco vuelo, sin artilugios interiores. Como prenda de abrigo, el chal. El pelo se lleva corto y rizado o recogido en un moño con guedejas sueltas. Para interiores llevaban diademas y tocados y, como correspondía en la época, por la calle iban cubiertas con sombreros con cintas o cordeles atados bajo la barbilla

Paletos e isidros

En la Villa y Corte se denominaba así a los labradores de las comarcas vecinas que acudían a la capital los días de mercado a vender los productos que recolectaban. Se pueden asimilar a pueblo de clase baja y pueden incluir a labriegos, arrieros, pastores, sirvientas, lavanderas, aguadoras, etc. Normalmente sólo disponían de una prenda de ropa que usaban a diario, por lo que se deben emplear prendas de tejidos recios y colores pardos, grises, etc, nunca de colores llamativos.

Los “paletos” pueden llevar como calzado alpargatas, abarcas o sandalias, con calcetines altos hasta la rodilla. Para las labores del campo podían llevar polainas de lana, cuero o lona que cubrían desde el tobillo hasta la rodilla. Como ropa calzas o pantalón hasta media pierna, camisa de lienzo, si es posible sin botones (de cordones) y sin cuellos (de tirilla), chaleco, faja, pañuelo en cuello y/o cabeza. Como prenda de abrigo un poncho o una manta. En esa época todos llevaban cubierta la cabeza; como prendas de cabeza se pueden utilizar sombreros de paja, chambergos y otros sombreros de ala ancha directamente sobre la cabeza o sobre pañuelos anudados en la nuca; incluso simplemente el pañuelo anudado en la nuca. Para portar objetos personales se utilizan alforjas o zurrones. Pese a no ser común, en la foto sí se ven «isidros» con armas, ya que se han unido a la guerrilla. Normalmente, en caso de no tener armas de fuego, usaban azadones, hoces, horcas, navajas…
Ellas pueden llevar alpargatas con medias altas. Faldas de telas recias con enaguas blancas y siempre delantal o mandil sobre la falda. Camisas y corpiños ajustados (o justillos) era lo habitual, y sobre los hombros se echaban la pañola, prenda en forma de triángulo o circular con la que cubrían la cabeza al entrar a las iglesias. El pelo siempre recogido o en moño y cubierto, bien con un pañuelo o con una redecilla. Sólo mujeres de la vida, también llamadas en la época “hermanas de Venus”, llevaban el pelo suelto. Para portar objetos personales pueden usar cestas o alforjas. También pueden recrear con cántaras; ya que está documentada la presencia de aguadoras para suministro de los soldados en batallas.